Liza Dalby tenía 25 años cuando decidió que la mejor manera de completar su tesis sobre el mundo de las geishas sería un viaje a Oriente, para observar muy de cerca los usos y las costumbres de estas mujeres exóticas y fascinantes. Lo que quizá no so Liza Dalby tenía 25 años cuando decidió que la mejor manera de completar su tesis sobre el mundo de las geishas sería un viaje a Oriente, para observar muy de cerca los usos y las costumbres de estas mujeres exóticas y fascinantes. Lo que quizá no sospechaba entonces es que se convertiría en la primera mujer extranjera que trabajaría como geisha en Kioto. La convivencia diaria con su maestra y con las demás compañeras le mostró formas insólitas de entender el juego de la seducción, que tiene sus secretos guardados en los pliegues de seda de un kimono y en la sonrisa enigmática que se dibuja sobre un rostro de mujer. ...Continua Nascondi