Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, es una pequeña joya, de esas que no pierde nunca su valor, por que enseña lecciones vitales intemporales. Y para enseñar, el mejor formato literario es el cuento. Y es que eso es lo que es esta historia, un cuento que nos enseña la importancia del valor, del amor y la amistad y de como la diferencia nunca debe separarnos, si no unirnos más.
Luis Sepúlveda, es un escritor fantástico. Lástima que le haya conocido por primera vez con esta pequeña historia. No me entendáis mal. Creo que su prosa está magníficamente construida, pero la sencillez del lenguaje y la simpleza de la forma, característicos de un relato para niños, restan un poco de brillo. También comparte otras características con la literatura infantil, tales como la duración, las (casi nulas) descripciones que son elementales y muy coloridas, así como unos personajes fáciles de entender. Y, aún con todo, el autor logra su propósito ya que al terminar, tienes la sensación de haber aprendido algo valioso y la intuición de que será un libro que volverás a releer varias veces a lo largo de tu vida.
La narración nos cuenta la historia de Zorbas, un gato de puerto, noble y leal, que auxilia a una gaviota que deja a su cuidado un huevo a la vez que le hace prometer que protegerá, cuidará y enseñará a volar al polluelo. Para esta difícil tarea, Zorbas recluta a sus amigos, gatos de puerto como él, para criar al pequeño polluelo, llamado Afortunada, y cuando llegue el momento, enseñarla a volar.
Como todo cuento la historia esconde, bajo una apariencia de simpleza, moralejas importantes que cualquier lector podrá sacar y disfrutar, según su edad y necesidad. Por eso este cuento no tiene una sola conclusión. Ni siquiera el final es el auténtico desenlace de una bella historia, que para mi, es interminable, real y, sobre todo, tierna.
Resumiendo, Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, es un relato emotivo sobre la victoria contra las adversidades y, como éstas, son más fáciles de vencer si tienes el estímulo y la motivación para ello. Pero esta es solo una lectura, por que este pequeño cuento tiene el poder (mágico o no) de mostrarte aquello que necesitas conocer para seguir adelante.
...Continua«Sí, al borde del vacío comprendió lo más importante - maulló Zorbas.
-¿Ah, sí? ¿Y qué es lo que comprendió? – preguntó el humano.
-Que sólo vuela el que se atreve a hacerlo.»
A menudo la vida se toma la molestia (y el gusto) de arruinar por completo nuestros proyectos de descanso y vacaciones. Pero no sólo le pasa a los seres humanos. Pregúntenle a Zorbas, gato gordo y negro del puerto de Hamburgo, cuáles eran sus planes para pasar todo el verano: bien alimentado y holgazaneando todo el tiempo en la casa vacía de su amo.
Pero, Zorbas nunca lo habría creído. Sucede que la gaviota Kengah, después de acabar manchada de petróleo en las aguas del Mar Negro, termina en el balcón del asombrado Zorbas y antes de morirse le robará tres promesas solemnes: no comerse el huevo, empollarlo y cuidarlo hasta enseñarle a volar a la pollita que nacerá.
Aquí comienzan las aventuras de Zorbas y de los otros gatos del puerto de Hamburgo: ¿lograrán cumplir con sus promesas?
Sepúlveda, escritor chileno, nos regala una fábula que en su ligereza lleva todo el peso de un profundo mensaje de solidaridad, amistad y respeto del medio ambiente. ¡Buena lectura!
Zorbas es un gato que disfruta su vida de comodidad, hasta que un día la llegada de una gaviota moribunda cambiaría radicalmente su dinámica. Antes de morir, la gaviota pide tres promesas al gato: No comerse el huevo que estaba a punto de poner, cuidar a la cría que saldría del huevo y enseñarla a volar. La empresa no sería fácil, pero Zorbas tiene palabra y la respeta.
Luis Sepúlveda (Ovalle, Región de Coquimbo, Chile, 4 de octubre de 1949), al igual que en Un viejo que leía novelas de amor, transmite un mensaje de conciencia ecológica, pero ahora teniendo como protagonistas a un grupo de gatos y a un poeta. Y como escenario el puerto de Hamburgo, Alemania.
Publicada originalmente en 1996, Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, fue escrita como un obsequio de Sepúlveda a sus hijos. Con un estilo claro, sin grandes dificultades para su comprensión, esta es una buena opción para que los jóvenes se inicien en la lectura.
La edición está ilustrada por Miles Hyman (Bennington, Vermont, 1962). Existe una versión cinematográfica (2010), en dibujos animados, bajo la dirección de Enzo d'Alò.
...ContinuaUna hermosa historia, sólo vuela el que se atreve hacerlo.
Se puede mandar que se lea pero sólo eso.