A los dieciséis años ya está compitiendo en el Abierto de Estados Unidos. Pero al mismo tiempo que Beth mejora sus habilidades en el circuito profesional, las bazas en juego son cada vez más elevadas, y su aislamiento cada vez más terrible, hasta que la idea de escapar se vuelve irresistiblemente tentadora.
Apasionante y trepidante, Gambito de reina acelera hasta una conclusión tan elegante y satisfactoria como un mate en cuatro movimientos.