Fantástica sorpresa, porque no esperaba que me gustara tanto siendo una obra que bebe de la fuente de una de mis películas favoritas. Pero la autora solo hace referencia a Blade Runner de forma oblicua, toma su esencia y construye una obra personal, más cercana y cotidiana.
Una vez superado ese escoyo Montero lo ha tenido más "fácil" porque vierte en esta novela algunas de los temas que más me fascinan: el funcionamiento del cerebro y en concreto de la memoria, la sociología, la política social y la alienación individual. Todo ello llevado de la mano por un personaje magnético que me atrae y por el que a la vez siento cierta frialdad.
Creo que el personaje de Bruna Husky está muy bien construido, esa angustia existencial que leemos está barnizada de una frialdad robótica en las relaciones interpersonales que me impide empatizar con el personaje, pero que se le ajusta como un guante.Arrastra la desesperación por la pérdida de su pareja que la autora le ha prestado y llena la obra de melancolía, pero a la vez hay cierta distancia en ella,una burbuja impenetrable que no permite que su angustia vital llegue a ser real, no se como explicarlo mejor
Los secundarios apoyar perfectamente la historia, casi todos personajes marginales y/o marginados, algunos entrañables, como en el caso de los extraterrestres (bestia y hombre), el archivero o la violinista, otros francamente desasosegantes como el policía o el memorista.
Un detalle que me ha parecido algo tontorrón son los nombres de algunos personajes como Lizzard o Aihnó por poner un ejemplo.
Creo que lo menos sobresaliente es lo extremo de las naciones humanas que no pertenecen a la Tierra, demasiado encajadas en un molde para ser creíbles, frente a la sensación de cercanía del resto de la obra, todo lo relacionado con los cósmicos y los labáricos me chirría como artificio.
Pero a pesar de estos baches la novela atrapa desde la primera línea y se disfruta enormemente.
Espero que no sea la última aventura de Husky que nos llevemos a los ojos.